La VIDA de cada persona es solo SUYA, es Única e Irrepetible. La vida de uno, no es propiedad de los demás.
No tienen ellos el derecho a decidir cómo has de vivirla, continuarla o terminarla. Y he aquí que en cuanto afirmas algo así te asaltan desde varios flancos para señalarte como extremista, fanático, ateo, enemigo de la humanidad o cualquier otro epíteto altisonante pero vacuo.
Si mi vida es mía, entonces sólo yo soy responsable de la misma. Si tu vida es tuya, entonces no puedo yo tomarla (matarte) ni someterla a mis caprichos y deseos (torturarte o secuestrarte). No tengo derecho alguno a decidir por ti si debes seguir viviendo o no. Imponerte mis preceptos ético-morales para que vivas según ellos es a todas luces intolerable y no es compatible con la igualdad de derechos. Ni con el respeto debido a la persona como fin en sí mismo. No puedo convertirte en objeto de mis presupuestos ideológicos.
Solo yo debo sumirme a mi propia valoración, si creo que vivir bien implica donar mis bienes y vivir de la caridad ajena de allí en adelante, nada ni nadie ha de impedírmelo. Pero no puedo exigir que se me ayude o beneficie por ser caritativo. Tampoco puedo exigir que los demás vivan de acuerdo con mis preceptos personales, provengan de donde provengan (idearios políticos, religiosos, culturales, etc.).
Para evitar que unos predominen sobre otros se estableció el criterio de Igualdad ante la ley, el Respeto a las creencias y la Libertad para expresar la propia opinión. Así todos gozamos por igual de similares derechos, pero, con el tiempo se fueron restableciendo criterios del Antiguo Régimen. Y la opinión, la creencia, la sensibilidad, de algunos se ha tornado “LEY” para los demás. Encumbrando ilegítimamente a unos sobre otros, mediante la imposición de normas legales y la fuerza que el Estado es capaz de ejercer para hacer cumplir dichos pareceres particulares, como si fuesen leyes generales e imparciales.
Mi VIDA es Mia, y por tanto nada ni nadie debe obstaculizar que acabe con ella, si así me lo parece. Pero, hoy es imposible conseguir venenos eficaces en venta libre o solicitar asesoramiento profesional para morir con tranquilidad cuando uno así lo disponga. Los médicos están para curar dolencias, y si a uno le parece que seguir vivo ES UNA DOLENCIA, a pedido del paciente ha de administrar la Muerte el galeno requerido. Pero, nada de eso es posible hoy. Las normas legales no solo lo impiden, además se califica de delito o crimen ayudar a alguien a Bien Morir.
Intuyo, y lo dejo a los lectores para mayor dilucidación, que el sadismo ínsito de las creencias monoteístas tiene mucho que ver en este tema. Pues la más de las veces ante la mención del Suicidio como Un DERECHO, se fulmina el asunto señalando que la “Vida Pertenece a dios”. Un creyente puede muy bien creer eso y estaría en lo correcto, además debe ser consecuente y no suicidarse; pero, pretender que quienes así no creen deban ser impedidos de suicidarse o que se les debe dificultar el cometido es avalar un desprecio simple y llano por quien no comparte la propia creencia religiosa.
Cada persona valora sus propias circunstancias de modo enteramente subjetivo, aun cuando pueda ser muy lógico y racionalista dicho individuo. Es por tanto su Derecho decidir si quiere seguir viviendo o no. Los demás pueden disentir de la percepción que dicho sujeto hace de sus circunstancias, y si algo de compasión albergan en sus corazones, probablemente se acercarán a él de modo empático para convencerle de que sería mejor continuar viviendo. Esto es algo socialmente valioso, advertir, persuadir, aconsejar, movidos por interés en el otro. Hasta allí hemos de llegar y nuestras conciencias estarán exentas de pereza y desamor. Si logramos que dicha persona apueste por seguir viviendo, enhorabuena. Pero, si no lo conseguimos, debemos respetar su decisión y plegarnos a su objetivo.
Es por tal motivo que debemos exigir que el Suicidio sea considerado como una opción legalmente. Acabar con la propia vida es legítimo, pues ella nos pertenece. Y debe ser legalmente aceptado y aceptable que se pueda recurrir a toda ayuda y asistencia necesaria para un Suicidio tranquilo y satisfactorio.
Es de una hipocresía total, alentar el suicidio desde el Estado cuando se trata de defender los intereses político-económicos, me refiero a enviar a los ciudadanos a una muerte segura en las guerras, cuando estas no son defensivas. Es también una muestra de desprecio por la vida alentar el suicidio en grupos políticos y religiosos violentistas (terroristas, guerrilleros).
La vida es muy hermosa, pero también muy variopinta, quien cree o desea atravesar todos sus altibajos es tan valioso como aquél que desea evitarse mayores sinsabores. Es muy cruel que se desee y obligue a otros a vivir a como de lugar o bajo circunstancias que ellos mismos no desean.
Imponer la Vida a otros es Encarcelarlos y Torturarlos por cada segundo que duren sus existencias.
Vive tu Vida y deja que quien desea Morir, muera del mejor modo posible.
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